
Queridos hijos: ha pasado una Navidad más y ya estamos cada uno en nuestra ciudad y en nuestro trabajo.
Cada Navidad que pasa doy gracias a Dios de una más que hemos pasado juntos y de que no ha habido ningún pequeño ni gran roce en la convivencia entre tanta gente.
También quiero daros las gracias a vosotros chicas y chicos:
Gracias porque siempre os acopláis a lo que mejor interese a la familia a la hora de elegir unos días u otros.
Gracias también porque os parece perfecta la habitación que os toca y jamás de los jamases se os ocurre decir que preferís la que tiene baño, por ejemplo.
Gracias porque nadie se queja cuando un bebé u otro llena de alaridos la noche, sobre todo yernos y nueras, porque los de la casa tenéis tan buen dormir que no os afecta el tema.
Gracias porque a la hora de la merienda siempre hay alguno que prepara la de todos, sin pensar si son hijos o sobrinos, también el que se pone a preparar algo ligero para la cena cuenta con todos.
Gracias porque si hay que elegir, dejáis a vuestros hijos cada uno con lo peor.
Gracias porque si dos niños discuten, siempre sacáis la cara por el sobrino y no por el hijo.
Gracias porque siempre estáis dispuestos a ir a comprar leche o lo que sea en cualquier momento e invitar a todos antes de que yo me entere.
Gracias porque en los planes que cada uno monta, siempre está considerado el resto.
También gracias porque hacéis el pino por venir a todos los planes que sigue montando papá, a pesar de vuestros muchos líos familiares , laborales y sociales.
Gracias porque tenéis muy claro que vuestros hijos son vuestros a la hora de los baños y demás y papá y yo ya ni nos acordamos de qué era eso.
Gracias porque os esforzáis en que vuestros niños estén duchados y acostados a la hora precisa y que respeten espacios y tiempos de los mayores.
Gracias porque no se van a acostar sin venir a dar un beso y despedir a los abuelos.
Gracias por vuestra insistencia en que nos traten exquisitamente y nos obedezcan.
Gracias por la manera en que tratáis a abuela y todos estáis pendientes de ella.
Gracias por el cariño que os mostráis unos a otros y por el sentido del humor que hace que riamos tanto…
Gracias por esos ratos largos, largos, en los que los chicos juegan al Catán y nosotras solo hablamos y hablamos.
Gracias porque hijos y yernos estáis pendientes de cualquier cosa que papá o yo necesitemos. Los yernos por ganar “suegra puntos” y porque sois buenos y los hijos simplemente porque sois buenos.
Gracias porque supongo que a veces es fácil y a veces menos fácil pero ahí está vuestro tesón y empeño en hacer las cosas bien.
Gracias porque, por todo eso, hemos podido convivir estos días, más o menos, unos 14 niños y 14 mayores desde el día 22 de diciembre al día 6 de enero, y ha sido una Navidad preciosa y familiar.
Un beso muy grande.
mamá

