Adiós, adiós…mi universidad

Queridos hijos: “Adiós, adiós… mi universidad”!

 

Tenía 17 años cuando aterricé en Pamplona. 

No sé muy bien por qué había decidido ir allí, pienso que simplemente por hacer algo distinto a mis amigos y conocidos. 

Era la convivencia de nuevas en Goimendi, el colegio mayor, y todo tenía la emoción de lo desconocido. No conocía a nadie, y cuando digo nadie es nadie, en toda la universidad, ni en el colegio mayor ni en la ciudad. 

Pero me gustó todo. El colegio era muy bonito, mis compañeras muy amables y lo que nos transmitieron en esa convivencia tenía mucho sentido. 

Me encantaba la manera que me ofrecían de ver la vida, la amistad, el trabajo, la familia, la importancia de contar con Dios en lo que viniera… No era sino corroborar lo que mis padres me habían intentado transmitir y lo que yo ya tenía claro, era lo mejor para mi.

 

También es verdad que para bien o para mal mi manera de ser siempre era bastante racional, quizás madurez o quizás buena aceptación de la autoridad.

En el colegio de las Jesuitinas de Segovia, donde estudié el Bachillerato, siempre estaba de acuerdo con las monjas. Muchas veces mis compañeras protestaban y se rebelaban y yo las escuchaba pensando que era más lógica la postura de monjas y profes que lo que pedíamos las alumnas. Me daba mucha rabia ser así y me hubiera encantado ser partidaria de las pequeñas rebeliones y rebeldías pero era como era y sentía como sentía. 

En fin, que me gustó mucho la uni. Me gustaba lo importante y serio y me gustaba lo pequeño y en apariencia insignificante. Me acuerdo por ejemplo de lo que me chocó ver  que en los baños del Central ¡había papel higiénico a discreción!

Parece una tontería, pero no sé por qué, (estábamos en los felices 75 y estrenando democracia), ni en mi colegio, ni en las universidades de Madrid que conocía, ni en casi ningún sitio público, se encontraba el papel higiénico a disposición de todo el mundo.

Me gustó ese detalle y muchos otros también.

 

A veces son las pequeñas cosas las que hacen entender las grandes.

 

Allí pasé 4 años estupendos. Años de forjar grandes amistades, fiestas del colegio, de rondas a la Virgen en la Ermita, de actos académicos,de noches de tuna, de paseos por el campus… y de estudiar mucho Derecho Romano y lo que tocara.

 

El verano de 2º conocí a papá y sus visitas cada 15 días iluminaron mis días en 3º y 4º.

Y así, con muchísima ilusión y después de una gran despedida de soltera en Goimendi nos casamos en septiembre y nos vinimos a vivir a Lleida.

 

Fuisteis llegando vosotros y cuando crecisteis teníamos muy claro que os queríamos en la UNAV. A veces nos preguntan si no os dábamos libertad para estudiar en otra uni. Pues sí y no. No era obligatorio ir a Pamplona, pero la otra opción era quedarse a estudiar en Lleida (salvo alguna razón seria que lo justificara). Costaba mucho dinero estudiar fuera de casa  para gastarlo en algo que no nos mereciera la pena y en lo que no creyéramos a tope. Veíamos muy claro que nos daba igual una carrera u otra pero queríamos que estuvieras en una universidad en la que Dios estaba muy presente  y donde el binomio razón y fe crecían muy bien juntos. Ya puestos también incluímos en el mismo pack 3 años de colegio Mayor. 

Pero no hizo falta insistiros mucho y gracias a Dios todos queríais ir. Habéis sido muy felices en la UNAV y habéis sacado de la universidad todo lo bueno y lo importante que guarda entre sus bonitos edificios.

Habéis salido con un título pero sobre todo habéis salido con la idea clara de luchar por ser mejores personas y mejores hijos de Dios y a eso ibais, al menos esa era nuestra intención.

Además, la mayoría habéis encontrado a vuestro actual cónyuge allí (ya decían mis hermanas que si os daban novi@ con la matrícula) y vaya nueras y yernos tan estupendos que han llegado a la familia.

 

Por todo eso, el año pasado, en la graduación de Javi, no podíamos con tanta emoción. Éramos nosotros los que estábamos en deuda con la uni y nunca se nos ocurrió lo contrario pero nos sorprendieron con una mención especial de agradecimiento.

Se graduaba Javi, el pequeño, y era el octavo hermano que se graduaba. Además los 8 os ibais con la beca del colegio mayor impuesta.

No sospechábamos nada y de verdad que fue de lo más bonito que hemos vivido. Nos decían que si no nos daba pena dejar la unav después de tantos años y la verdad es que no. Nos hemos llevado tanto todos y la tenemos tan criptada en nuestras vidas que vayamos donde vayamos y hagamos lo que hagamos todos somos y nos sentimos ALUMNI para siempre.

Me llena de orgullo y doy gracias a Dios de la dedicación de la placa conmemorativa que nos entregaron:

A IGNACIO GONZALO Y CONCHITA PASCUAL Y CECILIA, CRISTINA, IGNACIO, RAQUEL, VÍCTOR, CAROLINA, LUIS, CARMEN, BELÉN, JAVIER.

EN AGRADECIMIENTO POR LA CONFIANZA MOSTRADA TODOS ESTOS AÑOS.

LAS FAMILIAS COMO LA VUESTRA SOIS LA RAZÓN DE NUESTRO TRABAJO.

FACULTAD DE ECONÓMICAS Y EMPRESARIALES 2022-2023.

Por todo eso, “adiós, adiós, mi universidad, nuestra universidad”.

Un besazo

mamá

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