Querid@s hij@s: buena madre, buena abuela, buena bisabuela

Buena hija, buena esposa, buena madre, buena abuela, buena bisabuela, buena hermana y buena amiga.

Sí, querid@s hij@s, os lo estáis imaginando. No puede ser otra que abuela Maruja.

El sábado celebramos su 90 cumpleaños y fue un día para el recuerdo, de esos días tan bonitos, de los que, gracias a Dios, vamos jalonando nuestra  vida y nos hacen ser a todos quienes somos e ir atisbando por dónde van las cosas importantes.

Para empezar, no faltó ninguno de sus nietos; todos estábais ahí, los 24 , casi todos ya con cónyuges; también estaban los 5 bisnietos mayores, en representación de los 48 (que hubiera sido excesivo). Arropando estaban también nuestros tres queridos tíos (tía Carmen, tía Juanita y tío Miguel, echando de menos a tia Dioni que no pudo venir) e Isidoro que es…no se sabe muy bien, pero para todos es uno más de la familia.

Empezamos con una Misa preciosa de los Benedictinos en el Valle de los Caídos. No podíamos empezar de una manera que no fuera dando muchas gracias a Dios. El lugar es emblemático y nos cuadraba en la organización.También hay que apuntar que, cosa rara,  para los 58 que estábamos celebrando es un sitio respetado y querido.

Después fuimos a comer a La Herrería, en el Escorial, que estuvo a la altura de lo esperado y donde, con lo bonito y acogedor que es, estuvimos en la gloria. Fue una comida entrañable en la que Carlos, como nieto mayor (político, pero nieto) dijo unas palabras llenas de cariño. Después, guitarra en mano, cantamos una canción que los 24 nietos habíais inventado y ensayado, y al  soplarlas velas se unió Clara, que celebraba ese día su 15 cumpleaños. 

Para terminar se proyectó un  vídeo conmemorativo lleno de recuerdos y felicitaciones de los biznietos que Belén y Edu, con la ayuda de todos, habían montado.

Fue todo precioso, pero lo mejor era el cariño que tenemos todos a abuela y que se respiraba desde el minuto uno. Aunque no nos quiero quitar méritos, no es para menos.

Como dijo Carlos en su discurso, el cariño que le tenemos viene del amor que se profesaban abuelo Mariano y ella, de lo que ha rezado y reza por todos nosotros y de su dedicación y  generosidad palpable y sin tregua para todos.

¡Qué vida más plena (cómo puso Eulalia en el logo de la fiesta) y qué alto nos ha puesto el listón a sus hijos, nietos y biznietos!

Alto el listón como hija, siempre pendiente y obediente a sus padres y suegros, a los que cuidó hasta el final.

Alto el listón como esposa. Por supuesto que ni mis hermanas ni yo no vimos en ningún momento el más pequeño desencuentro entre ellos, se palpaba el respeto, cariño y admiración que se tenían durante las 24 horas de cada día. 

Alto el listón de su relación con hermanos y cuñados, sus mejores amigos y de los que nunca le oímos el más mínimo comentario negativo.

Alto el listón como madre. Siempre volcada en sus hijaspero sin olvidar la exigencia y sin pretender nunca ser nuestra mejor amiga.

Alto el listón como abuela. Tantas horas dedicada a sus nietos jugando con ellos a las cartas, al rummikub, hablando con ellos, escuchando sus confidencias, siempre invitando a comer y a dormir a cualquiera que estaba por su casa o pidiera “asilo” (por la causa que sea) e invitando a desayunar chocolate a la taza a todos, absolutamente todos los días de todas las vacaciones, que es cuando solemos reunirnos en  Carbonero.

Y después de años y años todo sigue igual: ya véis que con los biznietos seguimos oyendo en casa por las mañana como van diciendo: hoy voy a desayunar con abuela. Por las tardes   siempre algún grupo de nietos o biznietos en casa para jugar a las cartas, ver una peli o lo que sea, y pizzas y coca cola en la nevera por lo que pueda venir.

 

Alto listón como amiga, de lo que puede dar fe tanta gente de Carbonero que la quiere, a tanta gente a la que ha ayudado y ayuda, tantos niños en la catequesis de los domingos, siempre trabajando en Cáritas, tantos años yendo a la residencia a acompañar a los mayores (que nos comentaba riendo que algunos ya eran más jóvenes que ella) y siempre dispuesta a tomar café y jugar a cartas con sus amigas del alma en casa o en “Los Mellizos”, todas las tardes al salir de Misa.

Sin olvidar tampoco a las amigas de su colegio de Valladolid, con las que se sigue escribiendo y de vez en cuando quedan o vienen a verla.

Todo este buen hacer es fruto de su amor a todos y de su gran amor a Dios y a la Virgen.

Por ejemplo, quién de nosotros (hijos, nietos o biznietos) no la hemos acompañado a limpiar y cuidar el altar de la Virgen del Carmen, a la que tanto quiere y cuida. De su fe profunda y oración por todos no hemos dudado nunca.

 

A veces le preguntan si conoce el nombre de todos los nietos y biznietos y a todos nos extraña esa pregunta. ¡Claro que sí! No sólo lo sabe, sino que a todos felicita en sus cumpleaños y les hace regalo de Reyes, porque en generosidad no hay quien la gane. Conoce y quiere a todos los biznietos porque el trato hace el cariño y abuela sigue haciendo familia. Igual que seguimos celebrando cada año la Nochebuena y Navidad todos en su casa (que somos unos 50) y muchas cosas más.

Qué suerte hemos tenido mis hermanas y yo de tener unos padres así y qué suerte habéis tenido vosotros de tener unos abuelos y bisabuelos así. Con este referente es fácil entender que una familia unida y que se quiere es lo mejor del mundo, es lo que más feliz hace.

La manera de hacerlo en el día a día, a veces no es fácil, entonces es cuando miramos a abuela Maruja y a abuelo Mariano y vemos el camino a seguir.

Encima, lo menos importante pero que también nos gusta y presumimos de ello, ¡siempre guapa, elegante y presumida, siguiendo a sus nietas y biznietas en Instagram! ¿Alguien da más?

 

Un besazo.

mamá

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